El caserío de El Cañuelo, o "Ermita de El Cañuelo", como aparece en el siglo XIX.
Situado a 4 km de Puerto Serrano, en dirección a Coripe, era propiedad de Salvador Sánchez Ibargüen Corbacho.
El Cañuelo, al igual que las diversas fincas localizadas en esa zona,
es una finca de dehesa y monte que por lo abrupto del terreno hace
difícil su cultivo y que no serían roturadas en parte hasta finales del
siglo XIX.
En 1933, era propiedad de Benito Sánchez Ibargüen Corbacho. En ese año se incluyó, junto a la vecina Sosa, en el programa de Intensificación de Cultivos, que pretendía arrendar aquellas fincas que se consideraran infracultivadas a los campesinos de Puerto Serrano, con el fin de que las pusieran en explotación y mitigar el paro obrero.
Una vez que pasó a manos de Salvador, natural de Montellano y casado con María Josefa Troya Uclés, natural de Puerto Serrano, fue agrandando la finca, al adquirir también la colindante finca de Sosa, creando así una finca de 535 hectáreas, la mayor parte de ella de monte, que se dedicó casi exclusivamente a la cría ganadera.
En 1986, fecha de que data la foto del caserío, el SOC volvió a solicitar la expropiación de El Cañuelo, argumentando su carácter social.
El caserío de El Cañuelo, aunque modificado, conserva en esencia su estructura tradicional, siendo uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura tradicional agraria, presentando una gran similitud arquitectónica con el rancho "Malapuntá", que se encuentra a unos cientos de metros, prácticamente derruido ya.
La construcción original está dividida en dos edificaciones principales, la zona de habitación para las personas, de las que destacaba el gran hogar, y una nave anexa para el ganado y aperos de labranza. En la nave se ha conservado la techumbre original, de cañizo, gracias al trabajo de preservación de sus actuales propietarios, y cada vez es más difícil encontrar una techumbre de estas características que se haya conservado. Igualmente, la nave conserva el empedrado original.
La finca cuenta también con dos eras, una junto a la otra, destinadas al trillado del cereal.
Os dejo una fotografía del caserío original así como de la techumbre de la nave, un auténtico vestigio de nuestra arquitectura tradicional, así como de Salvador Sánchez Ibargüen Corbacho, facilitada por sus descendientes.
En 1933, era propiedad de Benito Sánchez Ibargüen Corbacho. En ese año se incluyó, junto a la vecina Sosa, en el programa de Intensificación de Cultivos, que pretendía arrendar aquellas fincas que se consideraran infracultivadas a los campesinos de Puerto Serrano, con el fin de que las pusieran en explotación y mitigar el paro obrero.
Una vez que pasó a manos de Salvador, natural de Montellano y casado con María Josefa Troya Uclés, natural de Puerto Serrano, fue agrandando la finca, al adquirir también la colindante finca de Sosa, creando así una finca de 535 hectáreas, la mayor parte de ella de monte, que se dedicó casi exclusivamente a la cría ganadera.
En 1986, fecha de que data la foto del caserío, el SOC volvió a solicitar la expropiación de El Cañuelo, argumentando su carácter social.
El caserío de El Cañuelo, aunque modificado, conserva en esencia su estructura tradicional, siendo uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura tradicional agraria, presentando una gran similitud arquitectónica con el rancho "Malapuntá", que se encuentra a unos cientos de metros, prácticamente derruido ya.
La construcción original está dividida en dos edificaciones principales, la zona de habitación para las personas, de las que destacaba el gran hogar, y una nave anexa para el ganado y aperos de labranza. En la nave se ha conservado la techumbre original, de cañizo, gracias al trabajo de preservación de sus actuales propietarios, y cada vez es más difícil encontrar una techumbre de estas características que se haya conservado. Igualmente, la nave conserva el empedrado original.
La finca cuenta también con dos eras, una junto a la otra, destinadas al trillado del cereal.
Os dejo una fotografía del caserío original así como de la techumbre de la nave, un auténtico vestigio de nuestra arquitectura tradicional, así como de Salvador Sánchez Ibargüen Corbacho, facilitada por sus descendientes.
Caserío de El Cañuelo, o ermita de El Cañuelo, como también figura, en 1986, antes de ser reformado.
Salvador Sánchez Ibargüen Corbacho. Sería él quien uniría las fincas de El Cañuelo y Sosa.
Benito Sánchez Ibargüen Corbacho, propietario de El Cañuelo en 1933.
Detalle
de la techumbre de la nave, destinada al ganado y a los enseres de
labor, y que ha conservado su estructura y materiales de construcción
tradicionales. Cada vez es más raro encontrar la esencia de nuestra
arquitectura agraria tradicional.
Por Juan Jesús Portillo Ramos (historiador y archivero local)
No hay comentarios:
Publicar un comentario