La historia a veces hace carambolas que en teoría,
sin tener nada que ver aparentemente una cosa con otra, hacen que una
serie de hechos, sin apenas relación, influyan en un colectivo popular. Y
este es el caso de la actual imagen de la patrona de Puerto Serrano,
Santa María Magdalena, que llegó a nuestro pueblo, y la de San Isidro
Labrador a Montellano, a raíz de un secuestro producido por el maquis.
¿Y cuál es esta relación? Pasemos a verlo…
En mi artículo dedicado al general Roger Oliete, que vivió en La Nava
junto a su mujer, vimos cómo hizo frente al maquis que operaba en la
Sierra de Cádiz desde los años de la Guerra Civil, y no le faltaba el
trabajo. En la zona operaría desde 1945 la llamada “Junta Nacional de
Guerrilleros Antifascistas, Sector Sur”, dirigida por Bernabé López
Lacalle, natural de Montejaque. Pero esta partida aún no actuaba en la
zona en 1944, fecha que nos atañe.
Sería en la tarde del 15 de mayo de 1944 cuando Ramón Sánchez de Ibargüen Troya, que contaba entonces 24 años, se subió a lomos de su caballo para recorrer la finca familiar de “Las Posadas”, en Prado del Rey, confiado en que no le ocurriría nada en especial esa tarde. Tal y como el propio Ramón relató a Manuel Hidalgo, que recogió este hecho en su obra “Montellano: Crónicas de un siglo”, durante su paseo por la finca le salió al paso una persona, que le detuvo con el pretexto de que tenía que tratar una compra de varios becerros.
Una vez realizado el alto en el camino le salieron al paso varios hombres más que se encontraban agazapados, haciéndole bajar del caballo y comunicándole que el objetivo no era el ganado, sino él mismo. Entonces fue cuando Ramón comprendió la situación, máxime cuando ya se tenía conocimiento de la peligrosidad del maquis, que no había dudado en ejecutar a rehenes de otros rescates fallidos.
Este temor estaba más que justificado, y más teniendo en cuenta que entre los secuestradores se encontraban tres miembros bastante peligrosos, Francisco Moreno Barragán “Benito”, que ya había estado implicado en el secuestro y asesinato, el 15 de octubre de 1942, a un vecino de Alcalá de los Gazules. Su hermano Julián, responsable del asesinato de José Orellana Vega “Moreno de Cortes”, de Prado del Rey, al que habían intentado secuestrar o José Guerra Galván “El Guerra”. “El Guerra” había estrangulado a la esposa de su compañero de partida José Flores García “Chato Cuarterón” por haberle contagiado una enfermedad venérea. Estos eran los más peligrosos del grupo compuesto por cuatro guerrilleros más.
Con Ramón bajo su control el grupo se dirigió al cortijo, donde le hicieron coger varias prendas de abrigo y bastante comida, obligándole a escribir una carta a su padre, Salvador Sánchez Ibargüen Corbacho, que estaba casado con María Josefa Troya Uclés, de Puerto Serrano, en la que le solicitaban un importe de 375.000 pesetas como pago del rescate. Acto seguido le entregaron la carta al capataz del cortijo para que la llevase a Montellano, donde residían sus padres.
La cuantía del rescate era enorme, hasta el punto de que en el único banco de Montellano, el Español de Crédito, no disponían de dicha cantidad cuando don Salvador Sánchez de Ibargüen acudió a él para retirarla. Debido a lo desesperado de la situación tuvieron que recorrer las sucursales de los pueblos de alrededor Salvador y el director de la sucursal bancaria, completando la suma con dinero de varias sucursales y por último de la de Ronda.
Los secuestradores habían indicado previamente dónde debería realizarse el canje del dinero y el secuestrado, dando instrucciones precisas de que el enviado fuese en solitario a entregarlo. Para entregarlo don Salvador emplea a su chófer, Enrique Gómez Rodríguez, que también trabajaba como taxista. A las diez de la noche del 16 de mayo se produjo el canje y la liberación de Ramón Sánchez Ibargüen Troya. Los secuestradores fueron posteriormente identificados. A los dos meses la Guardia Civil detendría en Prado del Rey a los autores del anónimo e indentificarían a los autores materiales, que correrían distinta suerte, muriendo algunos de ellos en años posteriores en enfrentamientos con la Guardia Civil y otros acabarían en la cárcel.
Ante lo peligroso de la situación, y como ofrenda en agradecimiento a los patrones a quien se habían plegado en sus rogativas, la hermana de Ramón, María Luisa Sánchez Ibargüen Troya, encargó unas imágenes de San Isidro Labrador para Montellano y otra de Santa María Magdalena para Puerto Serrano.
Así fue como la actual imagen de la patrona de Puerto Serrano recaló en nuestra localidad y vino a sustituir a la anterior, una imagen barroca de madera, probablemente de finales del XVII, influenciada claramente por la escultura de Pedro Roldán. He tenido ocasión de examinar esta imagen barroca, que aún se conserva en Puerto Serrano por parte de la familia que la rescató y se ha encargado de su guarda y custodia, y que muy amablemente se me ofreció para que pudiera contemplarla, a raíz de mi investigación sobre Gailín.
Como ya hemos visto en otros artículos y en la conferencia que impartí el año pasado en la semana cultural, esta imagen vino a sustituir a su vez a la originaria que existía en Gailín antes de la fundación del municipio, y que tras la construcción de la ermita del almendral, entre 1615 y 1619, fue depositada en la actual cueva. Ésta era una imagen “de barro”, (terracota), del tamaño original de una mujer, de Santa María Magdalena. Por la descripción podría haber sido una imagen gótica de la que no hemos tenido más noticias.
Así pues, por una carambola del destino, podemos hilar acontecimientos, sin aparente relación alguna, y que de una forma indirecta ha influido en el ámbito de la religiosidad de los bolicheros, como fue el cambio de la imagen de la patrona.
De esta forma se desmiente también la idea generalizada que hay en el municipio bolichero de que la anterior imagen de Santa María Magdalena salió del pueblo para su restauración.
Pido "perdón" a mis paisanos por cambiarles su historia totalmente en un año, pero así son las cosas…
Sería en la tarde del 15 de mayo de 1944 cuando Ramón Sánchez de Ibargüen Troya, que contaba entonces 24 años, se subió a lomos de su caballo para recorrer la finca familiar de “Las Posadas”, en Prado del Rey, confiado en que no le ocurriría nada en especial esa tarde. Tal y como el propio Ramón relató a Manuel Hidalgo, que recogió este hecho en su obra “Montellano: Crónicas de un siglo”, durante su paseo por la finca le salió al paso una persona, que le detuvo con el pretexto de que tenía que tratar una compra de varios becerros.
Una vez realizado el alto en el camino le salieron al paso varios hombres más que se encontraban agazapados, haciéndole bajar del caballo y comunicándole que el objetivo no era el ganado, sino él mismo. Entonces fue cuando Ramón comprendió la situación, máxime cuando ya se tenía conocimiento de la peligrosidad del maquis, que no había dudado en ejecutar a rehenes de otros rescates fallidos.
Este temor estaba más que justificado, y más teniendo en cuenta que entre los secuestradores se encontraban tres miembros bastante peligrosos, Francisco Moreno Barragán “Benito”, que ya había estado implicado en el secuestro y asesinato, el 15 de octubre de 1942, a un vecino de Alcalá de los Gazules. Su hermano Julián, responsable del asesinato de José Orellana Vega “Moreno de Cortes”, de Prado del Rey, al que habían intentado secuestrar o José Guerra Galván “El Guerra”. “El Guerra” había estrangulado a la esposa de su compañero de partida José Flores García “Chato Cuarterón” por haberle contagiado una enfermedad venérea. Estos eran los más peligrosos del grupo compuesto por cuatro guerrilleros más.
Con Ramón bajo su control el grupo se dirigió al cortijo, donde le hicieron coger varias prendas de abrigo y bastante comida, obligándole a escribir una carta a su padre, Salvador Sánchez Ibargüen Corbacho, que estaba casado con María Josefa Troya Uclés, de Puerto Serrano, en la que le solicitaban un importe de 375.000 pesetas como pago del rescate. Acto seguido le entregaron la carta al capataz del cortijo para que la llevase a Montellano, donde residían sus padres.
La cuantía del rescate era enorme, hasta el punto de que en el único banco de Montellano, el Español de Crédito, no disponían de dicha cantidad cuando don Salvador Sánchez de Ibargüen acudió a él para retirarla. Debido a lo desesperado de la situación tuvieron que recorrer las sucursales de los pueblos de alrededor Salvador y el director de la sucursal bancaria, completando la suma con dinero de varias sucursales y por último de la de Ronda.
Los secuestradores habían indicado previamente dónde debería realizarse el canje del dinero y el secuestrado, dando instrucciones precisas de que el enviado fuese en solitario a entregarlo. Para entregarlo don Salvador emplea a su chófer, Enrique Gómez Rodríguez, que también trabajaba como taxista. A las diez de la noche del 16 de mayo se produjo el canje y la liberación de Ramón Sánchez Ibargüen Troya. Los secuestradores fueron posteriormente identificados. A los dos meses la Guardia Civil detendría en Prado del Rey a los autores del anónimo e indentificarían a los autores materiales, que correrían distinta suerte, muriendo algunos de ellos en años posteriores en enfrentamientos con la Guardia Civil y otros acabarían en la cárcel.
Ante lo peligroso de la situación, y como ofrenda en agradecimiento a los patrones a quien se habían plegado en sus rogativas, la hermana de Ramón, María Luisa Sánchez Ibargüen Troya, encargó unas imágenes de San Isidro Labrador para Montellano y otra de Santa María Magdalena para Puerto Serrano.
Así fue como la actual imagen de la patrona de Puerto Serrano recaló en nuestra localidad y vino a sustituir a la anterior, una imagen barroca de madera, probablemente de finales del XVII, influenciada claramente por la escultura de Pedro Roldán. He tenido ocasión de examinar esta imagen barroca, que aún se conserva en Puerto Serrano por parte de la familia que la rescató y se ha encargado de su guarda y custodia, y que muy amablemente se me ofreció para que pudiera contemplarla, a raíz de mi investigación sobre Gailín.
Como ya hemos visto en otros artículos y en la conferencia que impartí el año pasado en la semana cultural, esta imagen vino a sustituir a su vez a la originaria que existía en Gailín antes de la fundación del municipio, y que tras la construcción de la ermita del almendral, entre 1615 y 1619, fue depositada en la actual cueva. Ésta era una imagen “de barro”, (terracota), del tamaño original de una mujer, de Santa María Magdalena. Por la descripción podría haber sido una imagen gótica de la que no hemos tenido más noticias.
Así pues, por una carambola del destino, podemos hilar acontecimientos, sin aparente relación alguna, y que de una forma indirecta ha influido en el ámbito de la religiosidad de los bolicheros, como fue el cambio de la imagen de la patrona.
De esta forma se desmiente también la idea generalizada que hay en el municipio bolichero de que la anterior imagen de Santa María Magdalena salió del pueblo para su restauración.
Pido "perdón" a mis paisanos por cambiarles su historia totalmente en un año, pero así son las cosas…
María Josefa Troya Uclés, madre de Ramón y María Luisa Sánchez Ibargüen Troya. Foto de mi colección particular. |
Por Juan Jesús Portillo Ramos (historiador local)
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