18 oct 2019

La muerte de María Moreno

En el término de Puerto Serrano han sido numerosas las tragedias acaecidas, documentadas ya desde el siglo XV, pero lógicamente más numerosas según fue avanzando la prensa escrita: persecución y muerte de malhechores, asesinatos por robos, suicidios, accidentes...
Uno de los lugares con más leyenda es sin lugar a dudas el monte de Sosa. Muchas personas conocerán la historia de la niña que falleció incinerada en un chozo durante un accidente, pero la historia que nos atañe es anterior.
En Diciembre de 1906 la zona de Sosa había cambiado bastante. A finales del siglo XIX se produjo la roturación de la finca Avecilla, contigua a Sosa. Los molinos del Guadalete estaban a pleno rendimiento: Villalón, Bachiller, el Algarrobo o el Hijuelo, a los que se accedía por la antigua Vereda de los Molinos, precursora de la posterior vía férrea, aprovechaban las épocas de molienda para hacer funcionar su maquinaria.
Pero este desarrollo agroindustrial no podía evitar la pobreza secular en la que vivía la mayor parte de la población de Puerto Serrano, unas personas "broncas, con algo de altivez" o "gente pobre y llena de miseria, sin mala conducta a pesar de ser gente ignorante" (aquí se quedó a gusto el visitador Juan Dávila Cabezas cuando vino el 25 de septiembre de 1799).
Ese carácter era la forja del duro trabajo y la gran pobreza a los que durante siglos se debió hacer frente para poder vivir.
Pero cuando ya se es viejo no se puede trabajar en el campo, y esta era la situación a la que se vio abocada una de nuestras vecinas, Maria Moreno.
María había presenciado la transformación agraria ya descrita en la zona. No en vano, en 1906 contaba con 85 años, una edad bastante avanzada incluso en nuestros tiempos y que a principios del XX era casi excepcional. María se vio avocada a la mendicidad, actividad que debía desarrollar para poder subsistir.
Debido a ello, en diciembre de 1906 María procedió a realizar su actividad, abandonando la que suponemos sería una humilde morada. Al no aparecer se dio parte a la Guardia Civil de Puerto Serrano, quien tras realizar una intensa búsqueda la encontró despeñada al fondo de un barranco en Sosa, dos días después de que se la viera por última vez. El juez de instrucción se trasladó al lugar para realizar el levantamiento del cadáver, cerrándose el caso como un accidente que tuvo la infeliz en su camino. Quien conozca Sosa sabrá la pendiente y lo abrupto del terreno, máxime para una persona de tan avanzada edad como era María.
El diario "La Dinastía", en su edición del 21 de diciembre de 1906, se hizo eco de la noticia. Una noticia ya olvidada en nuestro pueblo y que fue precursora de las leyendas que rodea a este lugar.


 Por Juan Jesús Portillo Ramos (historiador local)

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