En
1989 se llevó a cabo un proyecto de restauración del balneario de Pozo
Amargo, impulsado por el Ayuntamiento de Puerto Serrano. El proyecto
planeaba recuperar la aldea y el propio edificio como una pieza clave en
la atracción del turismo hidrotermal y de naturaleza, que supusiera un
atractivo económico no sólo para Puerto Serrano, sino también para
Coripe y Morón de la Frontera.
El proyecto, cuya copia se guarda en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, contaba con una zona hotelera con cinco tipos de alojamientos:
Tipo A, con 16 alojamientos de una sola planta, compuesto por vestíbulo, dormitorio doble y jardín trasero.
Tipo B y C, compuesto por 8 apartamentos de dos plantas con vestíbulo de entrada, cocina, salón-comedor, cuarto de baño completo, escalera de acceso a la planta alta, tres dormitorios dobles y jardín trasero.
Tipo D, consistente en 2 apartamentos de una planta formados por vestíbulo de entrada, cuarto de baño completo, cocina-salón-comedor, un dormitorio doble y patio trasero.
Tipo E que lo compondrían 8 apartamentos de una sola planta, compuestos de: vestíbulo de entrada, salón, cuarto de baño completo, un dormitorio doble y patio trasero.
Aparte, las instalaciones hoteleras contarían con la ermita, comedor general, cocina general, lavandería, zonas de estancia comunes y plaza pública central. Seguía, a grandes rasgos, los caracteres originales de la construcción del complejo balneario en la década de 1890.
La zona del manantial contaría con el pozo de aguas sulfurosas, el depósito acumulador y zonas ajardinadas.
En lo que respecta al balneario, contaría con zonas de espera, salas de baños calientes, salas de baños templados, consulta médica, botiquín, vestíbulos masculinos, vestíbulos femeninos, almacén, sala de hidroterapia, piscina general de agua caliente, piscina general de agua templada y caldera.
El balneario contaría con una superficie útil construida de 2311,31 metros cuadrados y se comunicaría con la aldea, transformada en complejo hotelero, por un camino que bordeaba el manantial y depósito, al igual que en 1890, y que iba a dar a una plaza circular que se construiría a las puertas del edificio.
El estado de conservación en 1989 era deficiente, existiendo por entonces cuatro casas en estado de ruina y el resto con problemas de filtraciones y humedades, destacando los problemas de las cubiertas. A ello añadían los autores del proyecto, Pedro Ledo Márquez y Jesús Orúe Vázquez, el añadido de porches y estancias que desvirtuaban la arquitectura original del complejo, construido por D. Vicente Casarrubios.
El edificio del balneario había sufrido considerables cambios debido a su transformación en establo, presentando ya por entonces graves problemas estructurales.
Este proyecto fue ampliamente documentado con un destacable álbum fotográfico que nos permite ver, a pesar de su mala calidad ya que son fotocopias, el estado de la aldea y del balneario en 1989.
Añadir que por los planos podemos hacernos una idea de cómo hubiera quedado el complejo hotelero y balneario si se hubiera desarrollado el proyecto, para el que incluso se creó una escuela taller, que no llegó a funcionar en la aldea.
La historia de la construcción del balneario de Pozo Amargo se puede encontrar en la publicación "Aguas de Pozo Amargo. 200 años al servicio de la salud", de la editorial DSS Network, en el enlace http://editorial.dssnetwork.es/ o en librerías de Morón y Puerto Serrano.
El proyecto, cuya copia se guarda en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, contaba con una zona hotelera con cinco tipos de alojamientos:
Tipo A, con 16 alojamientos de una sola planta, compuesto por vestíbulo, dormitorio doble y jardín trasero.
Tipo B y C, compuesto por 8 apartamentos de dos plantas con vestíbulo de entrada, cocina, salón-comedor, cuarto de baño completo, escalera de acceso a la planta alta, tres dormitorios dobles y jardín trasero.
Tipo D, consistente en 2 apartamentos de una planta formados por vestíbulo de entrada, cuarto de baño completo, cocina-salón-comedor, un dormitorio doble y patio trasero.
Tipo E que lo compondrían 8 apartamentos de una sola planta, compuestos de: vestíbulo de entrada, salón, cuarto de baño completo, un dormitorio doble y patio trasero.
Aparte, las instalaciones hoteleras contarían con la ermita, comedor general, cocina general, lavandería, zonas de estancia comunes y plaza pública central. Seguía, a grandes rasgos, los caracteres originales de la construcción del complejo balneario en la década de 1890.
La zona del manantial contaría con el pozo de aguas sulfurosas, el depósito acumulador y zonas ajardinadas.
En lo que respecta al balneario, contaría con zonas de espera, salas de baños calientes, salas de baños templados, consulta médica, botiquín, vestíbulos masculinos, vestíbulos femeninos, almacén, sala de hidroterapia, piscina general de agua caliente, piscina general de agua templada y caldera.
El balneario contaría con una superficie útil construida de 2311,31 metros cuadrados y se comunicaría con la aldea, transformada en complejo hotelero, por un camino que bordeaba el manantial y depósito, al igual que en 1890, y que iba a dar a una plaza circular que se construiría a las puertas del edificio.
El estado de conservación en 1989 era deficiente, existiendo por entonces cuatro casas en estado de ruina y el resto con problemas de filtraciones y humedades, destacando los problemas de las cubiertas. A ello añadían los autores del proyecto, Pedro Ledo Márquez y Jesús Orúe Vázquez, el añadido de porches y estancias que desvirtuaban la arquitectura original del complejo, construido por D. Vicente Casarrubios.
El edificio del balneario había sufrido considerables cambios debido a su transformación en establo, presentando ya por entonces graves problemas estructurales.
Este proyecto fue ampliamente documentado con un destacable álbum fotográfico que nos permite ver, a pesar de su mala calidad ya que son fotocopias, el estado de la aldea y del balneario en 1989.
Añadir que por los planos podemos hacernos una idea de cómo hubiera quedado el complejo hotelero y balneario si se hubiera desarrollado el proyecto, para el que incluso se creó una escuela taller, que no llegó a funcionar en la aldea.
La historia de la construcción del balneario de Pozo Amargo se puede encontrar en la publicación "Aguas de Pozo Amargo. 200 años al servicio de la salud", de la editorial DSS Network, en el enlace http://editorial.dssnetwork.es/ o en librerías de Morón y Puerto Serrano.
Por Juan Jesús Portillo Ramos (historiador y archivero local)
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