En la zona del Almendral, han recogido en la misma superficie fragmentos
cerámicos de ánforas fenicias y púnicas fechados entre los siglos
VIII-VII a. C. El hallazgo de este tipo de recipientes para el
transporte de mercancías no es de extrañar, pues este lugar se encuentra
en las proximidades del río Guadalete, una de las primeras vías de
comunicación durante la prehistoria.
La Ermita del Almendral, se encuentra en la parte alta de la ladera del cerro de los Castillejos, que alcanza una altura de 452 metros sobre el nivel del mar. Fue construida en 1972 en una cueva donde un pastor encontró la Imagen de la Santa. Del interior de ésta en las obras de ampliación de la misma, fueron exhumados gran cantidad de restos humanos, acompañados de vasijas y cerámicas, puntas de flechas y cuentas de collar. Por ello, parece se que se tratara de un enterramiento colectivo prehistórico.
Con las excavaciones arqueológicas hemos sabido de la existencia de un conjunto de 9 estructuras, de las cuales 7 son enterramientos practicados en oquedades rectangulares labradas en la base del cerro. Son del tipo de enterramiento romano denominado “de doble fosa”, en cuyo interior, en la parte más profunda, se ponía el cadáver. Estaban cubiertas por grandes lajas de piedra, que estaban muy cerca de los enterramientos.
La mayoría fueron saqueados en época antigua, probablemente desde la ocupación hispano-musulmana del cerro de la Ermita.
Se encontraron en las excavaciones fragmentos cerámicos y algunos restos óseos. En una de las tumbas había restos de un niño de entre 7 y 9 años. Estos huesos aparecieron in situ en posición de cubito supino, menos el cráneo, que estaba un poco más retirado y muy fragmentado, por haber sido saqueada la tumba.
La ladera oeste de la meseta estuvo habitada al menos desde comienzos del II Milenio a.C. Se encontraron cerámicas realizadas a mano, elementos tallados en silex y otros pulimentados, grandes platos, algunas hachas y azuelas pulimentadas, pequeños fragmentos de láminas talladas en silex, puntas de flecha, algunos fragmentos de cerámicas grises (copas y fuentes toscas), de cuencos a torno de borde ligeramente abultado por el interior, de pastas grises sin decoración o anaranjadas con una banda de pintura roja en el borde, algunas bocas de vasos cerrados pintados a bandas rojas y negras, fusayolas y pesas de telar, numerosos galbos de ollas toscas, grandes cántaros decorados con motivos pintados de “los dedos de Fátima”, vidriados en ocre y manganeso, verdes y melados, y algún que otro estampillado. etc. Se trata del momento de ocupación más antiguo que sepamos en el lugar.
En la meseta de El Almendral, se han encontrado los arqueólogos bocas y asas de orejeta pertenecientes a ánforas turdetanas (cerca de 40 piezas), que pueden ser de finales del siglo V y siglo IV a.C.
La Cueva-ermita, es un hipogéo de enterramiento colectivo de grandes dimensiones, con galerías que partían de unas paredes laterales de la cueva.
La Ermita del Almendral, se encuentra en la parte alta de la ladera del cerro de los Castillejos, que alcanza una altura de 452 metros sobre el nivel del mar. Fue construida en 1972 en una cueva donde un pastor encontró la Imagen de la Santa. Del interior de ésta en las obras de ampliación de la misma, fueron exhumados gran cantidad de restos humanos, acompañados de vasijas y cerámicas, puntas de flechas y cuentas de collar. Por ello, parece se que se tratara de un enterramiento colectivo prehistórico.
Con las excavaciones arqueológicas hemos sabido de la existencia de un conjunto de 9 estructuras, de las cuales 7 son enterramientos practicados en oquedades rectangulares labradas en la base del cerro. Son del tipo de enterramiento romano denominado “de doble fosa”, en cuyo interior, en la parte más profunda, se ponía el cadáver. Estaban cubiertas por grandes lajas de piedra, que estaban muy cerca de los enterramientos.
La mayoría fueron saqueados en época antigua, probablemente desde la ocupación hispano-musulmana del cerro de la Ermita.
Se encontraron en las excavaciones fragmentos cerámicos y algunos restos óseos. En una de las tumbas había restos de un niño de entre 7 y 9 años. Estos huesos aparecieron in situ en posición de cubito supino, menos el cráneo, que estaba un poco más retirado y muy fragmentado, por haber sido saqueada la tumba.
La ladera oeste de la meseta estuvo habitada al menos desde comienzos del II Milenio a.C. Se encontraron cerámicas realizadas a mano, elementos tallados en silex y otros pulimentados, grandes platos, algunas hachas y azuelas pulimentadas, pequeños fragmentos de láminas talladas en silex, puntas de flecha, algunos fragmentos de cerámicas grises (copas y fuentes toscas), de cuencos a torno de borde ligeramente abultado por el interior, de pastas grises sin decoración o anaranjadas con una banda de pintura roja en el borde, algunas bocas de vasos cerrados pintados a bandas rojas y negras, fusayolas y pesas de telar, numerosos galbos de ollas toscas, grandes cántaros decorados con motivos pintados de “los dedos de Fátima”, vidriados en ocre y manganeso, verdes y melados, y algún que otro estampillado. etc. Se trata del momento de ocupación más antiguo que sepamos en el lugar.
En la meseta de El Almendral, se han encontrado los arqueólogos bocas y asas de orejeta pertenecientes a ánforas turdetanas (cerca de 40 piezas), que pueden ser de finales del siglo V y siglo IV a.C.
La Cueva-ermita, es un hipogéo de enterramiento colectivo de grandes dimensiones, con galerías que partían de unas paredes laterales de la cueva.
Imagen: Historia Polichera |
Imagen: Historia Polichera |
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